No podemos medir nuestro nivel de vida sólo por el Producto Interior Bruto. El PIB mide bien la riqueza, pero no mide ni el bienestar ni el desarrollo, ignora en su cómputo, tanto los problemas ambientales, como el sector público o la sociedad civil, y no tiene en cuenta la esperanza de vida o la pobreza. Por ejemplo, para el PIB los gastos de defensa son tan buenos como los educativos.

«Si las mediciones son defectuosas, las decisiones serán inapropiadas y los resultados desastrosos»

Informe Stiglitz. Premios Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen.

En Estados Unidos ya funciona el IPG (Indicador de Progreso Genuíno), Naciones Unidas utiliza el IDH (Índice de Desarrollo Humano), Bután el FIB (Felicidad Interior Bruta) e Inglaterra y Francia estudian ya cambiar el indicador.

El Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, señala que la Felicidad Interior Bruta (FIB) es un indicador que, a diferencia del PIB, se basa en una evaluación diaria de nuestra vida, pero no sólo de los aspectos económicos. Miles de informes miden los índices económicos, y esto nos afecta en lo que hacemos y porqué lo hacemos, es decir, si sólo se mide cuánto se produce, tenderemos sólo a producir más; de tal forma que si cambiamos el “chip”, y medimos la felicidad, tenderemos a ser más felices.

Este es el motivo por el que Bután, hace 40 años, antepuso la felicidad de su millón de habitantes, frente a la economía del país, y hoy es el día en el que el 97% de los butaneses declararán sentirse felices o muy felices, habiendo sido además uno de los países del mundo que más ha progresado en infraestructuras, educación y sanidad.

«La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto»

Jigme Singye Wangchuck.
Rey de Buthan 2 de junio de 1974, discurso de coronación.